Sobre Isabel la Católica


Pasó la infancia con su madre (viuda), su hermano y su abuela materna, en Arévalo, comprendiendo la importancia de la Familia.

Su formación espiritual estuvo a cargo de personas ejemplares.

Nadie en su entorno pensaba que podría llegar a ser Reina.

Las élites y los poderosos no contaban con ella.

Fué una niñez escondida, austera, hasta que la llevan a vivir en la Corte con 10 años.


Consigue que una junta de nobles y Jerónimos la saquen de ahí pero no que la devuelvan con su madre, por lo que se queda en Segovia. En su adolescencia cuenta con la formación del agustino Fray Martín de Córdoba. 


Oraba y pedía a Dios por su país, por recuperar la unidad católica (del III Concilio de Toledo) y aprendió a abandonarse en las manos de Dios, como la Virgen María.

Era la tercera en el orden de sucesión.


Siempre tuvo presente el ejemplo de nuestra Santísima Madre que, en Nazaret, leía la Escritura, meditaba y guardaba todo en su corazón.

Su evangelio preferido es el de San Juan, por ser el Evangelio del Amor. Tomó su animal, el Águila, para consigo y para su bandera, poniendo a España y su reinado bajo su protección, y su visión teológica de los tiempos.

Lograda la victoria contra los nobles e invasores portugueses, dota la Iglesia de San Juan de los Reyes.


Siempre buscó lo mejor para sus súbditos.

Sus amigas le acompañaron durante toda su vida y procuró apoyar sus proyectos de Educación, Formación Religiosa, Hospitales, y acogida del prójimo. Han sido todas mujeres extraordinarias para su época.


Quería casarse por amor y formar una familia.

Tras la muerte de su hermano Alfonso, cambia todo a su alrededor.


Fue proclamada Reina por el pueblo.

En el discernimiento y la dirección espiritual descubrió los planes que Dios tenía para ella y llevó una vida en la que procuraba la imitación de Cristo para alcanzar la perfección.


Entendía que gobernar un país es perseguir el Bien Común de todos sus habitantes. Es necesaria la Paz, el Orden, y la Justicia, todas vienen de Dios. Por eso, su primer objetivo fue recuperar la unidad católica de las tierras de España y recuperar la Fe que profesó Recaredo en el III concilio de Toledo.

Para eso es importante librarse del invasor musulmán y de los falsos conversos judaizantes. Cuando logró la paz, dio ejemplo mediante el perdón a los vencidos.

En el Hospital de la Santa Fe puso en marcha los cuidados y atenciones que los soldados necesitan en el campo de batalla.

Lograda la unidad, llevó la Fe y el Evangelio hasta los confines del mundo.


Ayudó Cristóbal Colón a mejorar sus cálculos y a llegar a las Indias por el Oeste. Tuvo que encerrarle por incumplir su palabra y esclavizar indios, a los que concedió la libertad y devolvió a su lugar de origen.


Practicaba la unión con Dios, en su vida de oración, especialmente durante su enfermedad y muerte.

Trabajó por lograr la Paz en toda la Cristiandad, y educó a mis hijos en la Fe y en el Amor a Dios Nuestro Señor, que debe ser extensivo a los demás, hermanos todos, súbditos de toda clase y condición.

Gracias a ella, la fe llega a América, y la Iglesia echa raíces y crece.

Su testamento está dedicado a las almas que no conocen a Dios en las tierras ignotas descubiertas. Todos somos hijos de Dios y con el mismo Amor con que Cristo nos ha amado, debemos amar a todos.


Trabajó sin descanso para preparar deliberadamente el futuro.

Vivió y murió en olor de santidad, al servicio de Dios y de la Santa Iglesia.

Su vida es un ejemplo, su legado es la Cristiandad, la Civilización Hispánica.